sábado. 27.04.2024

OPINIÓN | Lara... ¡Resiste!

Lara Da Silva, en el mitin del PP previo al 28 - M. | FOTOMONTAJE: Alicia F. Insua.
Lara Da Silva, en el mitin del PP previo al 28 - M. | FOTOMONTAJE: Alicia F. Insua.

Al final, se ha deshojado la margarita. Era tremendamente evidente que la omnipresencia de Jiménez padre -debemos comenzar a acuñar el término- en todos y cada uno de los saraos festivo-políticos de la comarca, tenía una clara e indiscutible intencionalidad: colocarse o colocar. Parece que, a juzgar por la lista de integrantes de la gestora provincial sancionada este lunes en Compostela, su cometido último era granjearle un futuro a su hijo varón dentro de la estructura orgánica del Partido Popular -fuera de ella ya logró situarlo como asesor del conselleiro de Sanidade (tiene guasa la cosa siendo de Verín) y, posteriormente, de Elena Rivo, la conselleira que últimamente hace méritos para encabezar la lista ourensana a las autonómicas, o eso parece-. Y lo ha conseguido. Lo entiendo -parafraseándolo a él y a su "No lo entiendo" el día que dejó de ser alcalde-. Es padre. Quiere lo mejor para su hijo y como a él le ha ido bien en la política, lo cuela cual calzador. Chapeau si puedes y te lo permiten. 

Era tremendamente evidente que la omnipresencia de Jiménez padre -debemos comenzar a acuñar el término- en todos y cada uno de los saraos festivo-políticos de la comarca, tenía una clara e indiscutible intencionalidad: colocarse o colocar

Lo que ya me rechina lo suyo es el indiscutible gesto de desprecio, no a su figura política, sino a la personal, que el todavía presidente local del Partido Popular destila contra la que fue su -no lo olvidemos- candidata y actual portavoz en el consistorio local, Lara Da Silva. 

Espero que alguien me lo rebata. Pero, hasta entonces, me mantengo firme en la idea de que su menosprecio es tal que él mismo se ocupó de que entre los casi cien integrantes de esa gestora, Lara no fuese uno de ellos. Me sorprende que muchos de los que el pasado domingo gritaban por la igualdad a las puertas del auditorio ourensano estén permitiendo tal grado de desmán sin ruborizarse lo más mínimo. Me escandaliza incluso más que una mujer, secretaria regional de una formación, consienta esa humillación a otra: ¿Sabes, Paula Prado, que no tiene ni las llaves de la sede? ¿Sabes que convoca comités locales a sus espaldas y luego se los cuenta por Whatsapp? ¿Concibes, querida Paula, que un presidente local desee a su candidata obtener peores resultados de los que él cosechó?

¿Sabes, Paula Prado, que no tiene ni las llaves de la sede? ¿Sabes que convoca comités locales a sus espaldas y luego se los cuenta por Whatsapp?

Todos, entre los que me incluyo, auguramos que los números de los populares verinenses en las últimas municipales serían considerablemente peores de los obtenidos. Pero no. Pese a tener a una candidata desconocida a la que casi arrastraron al cartel, el PP logró mantener el suelo de Jiménez: cuatro ediles. Y, muchos, entre los que también me incluyo una vez más, comenzamos a descubrir una mujer que todavía no ha perdido -además de la inocencia- algunos de los valores imprescindibles, como el de la lealtad. Ha sido quizás por eso, por posicionarse sin esperar nada a cambio -tonta ella: ¡Lara!, deberías aprender de Adriana, que rápidamente ha sido recolocada en la Deputación tras ser incapaz de mantener la alcaldía de Vilardevós-, por lo que ha comenzado a sufrir el acoso más despreciable del que debería ser su principal mentor de cara a recuperar una plaza que él solito perdió. 

¡Lara!, deberías aprender de Adriana, que rápidamente ha sido recolocada en la Deputación tras ser incapaz de mantener la alcaldía de Vilardevós

Adriana Álvarez, diante das portas do Concello de Vilardevós. | FOTO: Anabel García Simón.
Adriana Álvarez perdió la mayoría absoluta que Manuel Cardoso mantuvo durante tres mandatos y ahora es administrativa, a dedo, en la Deputación. | FOTO: Anabel García Simón.

Jiménez va a por ti. Y lo sabes. Ya no se corta ni en público. Pero es en Verín donde, más que en cualquier otro lugar del planeta, funciona aquello de que el que resiste, gana. Que se lo pregunte a Gerardo, que tardó casi treinta años en cobrarse la pieza. 

OPINIÓN | Lara... ¡Resiste!
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