sábado. 27.04.2024

OPINIÓN | Los judas del Presidente

Foto de gran parte de los ediles del Partido Popular de la comarca, tras elegir al perdedor José María Lago como nuevo diputado provincial.
Foto de gran parte de los ediles del Partido Popular de la comarca, tras elegir al perdedor José María Lago como nuevo diputado provincial.

Ilustra este texto una fotografía de la gran mayoría de los concejales electos del Partido Popular adscritos a la Junta Electoral de Zona competente. Si aproximan la imagen verán que hay notables ausencias, entre ellas la secretaria provincial de la formación. Detrás puede que esté un exsenador haciendo la foto -se desconoce si es el autor de la misma, aunque nos consta que sí ha tomado otras el mismo día y en el mismo lugar-. Sonríen todos -o casi-. Guardan, eso sí, gran parte de las decepciones vividas en las 72 horas anteriores -los unos-, y el sabor de la victoria de una traición consumada al amado líder hasta que éste decidió situarse a un lado, como a un lado le vieron en una acalorada discusión en Santiago el día de la visita de Feijóo con la kamikaze Paula Prado, quien quizás siguiendo instrucciones de Tellado está generando un tsunami de dimensiones políticas similares a las catastróficas de aquel en las costas del Índico en 2004. 

Todos aquellos que tiraban de la chequera del Presidente en sus últimos años de gestión al frente del ente provincial; aquellos que se cuadraban a su visita sin un mínimo gesto de desobediencia, aquellos que laureaban su papel para la puesta en marcha de la Fiesta de la Vendimia o reclutaban su exquisita locuacidad mitinera en unas municipales en las que temblaban de miedo -los mismos que entraron en la Deputación al tiempo que los herederos de Cacharro y en un más que cuestionado procedimiento de selección-; subordinados que tiraban de su firma para residencias de ancianos hartamente prometidas o aquellos que llegaron a tener un bien retribuido cargo en el tinglado del Consorcio Provincial de Bomberos para luego jubilarse por incapacidad tras un accidente sin aparentes lesiones, se han aliado con el padrino del sobrino para reclamar a los ediles electos el 28M, en una evidente desobediencia de la propuesta del comité electoral, el apoyo a un perdedor de la alcaldía de A Gudiña que, por la puerta de atrás y argumentando una falta de dirección política, presentó el modelo de aval pontevedrés ante la Junta Electoral de Zona.

El contubernio en la vinoteca Gandainas se cobró una víctima política en la Deputación y seguramente en la secretaría provincial de la formación popular, Ana María Villarino. Puesto al que quiso acceder el lazano Barreal en 2019, y lugar que ocupó la olimbriguense en sustitución de Luciano Rivero Cuquejo cuando tuvo que levantarse del sillón porque Baltar favorecía sus intereses personales y empresariales suministrando a destajo en la gasolinera de la que era partícipe mayoritario. 

Ese sindicato, del mal generado con el cadáver político de Baltar todavía caliente -el "algor mortis" no llegará, y sino, al tiempo-, estuvo en todo momento comandado por Juan Manuel Jiménez Morán, el mencionado padrino del sobrino del Baltar -literal-, cobrándose quizás la venganza de aquel convulso congreso de enero de 2010 cuando era el candidato a la presidencia provincial del Partido en manos, todavía de Baltar padre. El propio exalcalde de Verín se encargó de anunciarlo en el mitin de presentación de Lara Da Silva ante sus electores en el jardín "mercenario" -que diría Feijóo-: "Aquí no se marcha nadie", dijo. Los que le conocemos sabíamos clara-mente que todavía le quedaban ganas de destruir en beneficio propio -recuerden la máxima del ilustre Rajoy, "cuanto peor, mejor para todos"-.  

A Jiménez le dejaron vivo en aquel congreso provincial, le acabaron incluso premiando con la jubilación máxima por ocho años en Madrid sin mover un triste papel por su comarca en la cámara de los viejos elefantes. Lo dejó vivo Baltar, y también Gerardo Seoane -el actual regidor tiene esa particular costumbre, creer que el mal se extingue solo-, quien amagó con llevarlo a los tribunales por el último de sus supuestos casos de corrupción al frente de la alcaldía de todos los verinenses, el de los radares. Y ahora cree, iluso él (JMZ), que se ha cobrado la pieza. O Paula. O Rueda. Los colmeneros saben bien de lo indicado de no pegarle patadas a un avispero. Jiménez no lo consiguió conmigo. No lo hará con Baltar, el último muerto vivo. 
 

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