domingo. 28.04.2024

OPINIÓN | Menudo papelón

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Gerardo Seoane, alcalde de Verín, padre de Laura. | FOTO: Xosé Lois Colmenero.

El pasado sábado aseguraba encontrarme ante un verdadero papelón a la hora de enfrentarme con mi portátil e intentar hilar un obituario certero de la figura del exalcalde Santiago Cid Harguindey, sin por ello herir sensibilidades en uno u otro sentido, bien por exceso o por defecto de información. 

Sin embargo, la vida ha decidido seguir sometiéndome a pruebas y pone ante mí, de manera circunstancial y nada premeditada, el acta de un proceso selectivo en el que una secretaria municipal advierte de resultado anómalo, y también sorprendente. Supe en ese momento que la función acababa de comenzar. Los ensayos previos habían sido el jueves 3 de junio a las 17:00 horas. Como estrella invitada, Laura, también conocida en las últimas jornadas como la "hija del alcalde" -creo que era menester que la mayoría de todos ustedes, sabedores de que la joven representaba papel principal en esta comedia, conociesen su verdadero nombre de pila-.

No tardarían en incorporarse al plantel de esta compañía, sindicatos y oposición. Lo hicieron el sábado, a eso del mediodía, y fue entonces cuando el cartel de la función adelantado por este medio -sí, Diario do Támega lo contó en primicia- acabó disparándose al resto de rotativas próximas, no tanto e incluso nacionales. 

Por supuesto, Juan Manuel Jiménez, líder del Partido Popular, alzó la espada y abanderando la igualdad, el mérito y la capacidad de todos los aspirantes, sembró -aún más- la duda que ya había dejado reflejada la secretaria en el acta del proceso. Habilitada nacional que pese a advertir un resultado anómalo no señaló cuál y mucho menos acudió a los tribunales de guardia para poner en conocimiento del juez los hechos aparentemente delictivos. 

A quien suscribe le parece igual de denigrante que a todos ustedes si alguien ha hecho prevalecer su condición de primer munícipe para facilitar el acceso a la pequeña de sus hijas. Sin duda. Pero más aún deleznable me parece que los que durante décadas en sus respectivas responsabilidades y con un color azul por bandera protagonizaron capítulos similares, sean ahora adalides de la decencia democrática en los procesos de selección. 

¿Ya se han olvidado de los sonoros episodios de los hijos de un alcalde local y un presidente de la diputación lucense -Suárez y Cacharro- ambos ahora funcionarios del máximo ente provincial? ¿Acaso no saben que un heredero -Prado- del que fuera delegado de Medio Ambiente en Ourense tiene plaza fija en Progreso y su hermana intentó obtenerla en un proceso aparentemente amañando y judicializado en Xinzo de Limia? El alcalde de Laza, que se dice en los plenos soltero y sin compromiso, tuvo a la madre de su vástago como jefa de los GES lazanos durante su mandato, y acabó incluso acusando al fugaz Blanco Conde de abuso de su condición de primer edil cuando osó destituirla de tal privilegio.

No quiero tampoco eludir que el líder de la oposición, en su etapa anterior de alcalde, compartía institución pública con su segunda esposa, funcionaria de la administración local verinense. O que una de las hermanas de una de sus edilas en una etapa de Gobierno anterior remueve todavía papeles en el negociado de Urbanismo del consistorio local. Por no hablar de la primogénita de Jiménez Morán, quien también prestó servicios como trabajadora social para la Mancomunidad de Municipios de Verín cuando su propio padre presidía el ente

Pues bien. Todos, absolutamente todos, en esta magna representación, se rasgan ahora las vestiduras sin permitir un mínimo atisbo de ética en el proceso que se cuestiona. Resulta sorprendente comprobar como las fuerzas vivas sindicales lanzan la piedra apostillando que no es nada personal contra la joven Laura, ya saben, la protagonista principal de esta suerte de teatrillo municipal que, sin embargo, no sale a escena. Lo hacen sin mínimamente considerar su formación, su máster en la materia y su experiencia en la empresa privada, en la que está todavía -por si alguno cree que la "hija del alcalde", perdón, Laura, está en el paro-.

Canta, sí, y mucho el resultado. Si los apellidos fuesen otros y no se pusiese en cuestión la valía profesional del candidato mejor puntuado, a los otros catorce participantes -uno de ellos no colocó ni bien las equis en su lugar- debería abochornarles tal desastre, por su escaso interés. 

Pero, no es el caso. La mujer del César, en este caso la "hija del alcalde" -perdón, Laura-, además de honrada, debe parecerlo. Y la opinión pública ya se ha encargado de todo lo contrario. Pues bien, denóstenla, a ella y a su progenitor y a todos los del tribunal, incluida la responsable de la redacción de la prueba y de su custodia. Pero átense bien los machos si lo hacen, porque una investigación judicial necesaria de todo el proceso -no vale el paripé administrativo de una secretaria que acusa sin la carga de la prueba (por el momento) al que se unen sindicatos y oposición- debe determinar y esclarecer si previo al inicio del examen se vulneraron los derechos del resto de participantes con una supuesta filtración de un documento, que es lo que aquí se ventila y que nadie se ha atrevido a mencionar abiertamente. 

Déjense de representaciones "teatrotelevisivas" desde el castillo de Monterrei, y acudan al juzgado para que sea un juez el que instruya y determine las oportunas responsabilidades -ojo, de las de cárcel- si las hubiere. Hasta entonces, lo único que conseguirán los "buitres de la verdad" es picotear la honorabilidad de una joven que tiene a un padre cuyo único "delito", por el momento, ha sido no haberle dejado la alcaldía en herencia. 

(Que no midan los dioses el amor paterno por la heredad prestada pues Laura, que así continúa llamándose al final de este epígrafe, aspira a plaza temporal, muy lejos de otros que alcaldía en mano han heredado de padre porvenir, cargo, y votantes, pues si duro es educar al can, más aún al amo…) - Anónimo-.

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