Xoves. 28.03.2024

Carta abierta a "Chechu" Jiménez, ¿el presidente de todos los médicos?

El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Ourense, José Luis "Chechu" Jiménez.
El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Ourense, José Luis "Chechu" Jiménez. | FOTO: ICOMO

Estimado "Chechu" Jiménez: 

Seguramente no me recordarás, por eso, antes de entrar en el meollo de la misiva, me presentaré. Soy el hijo de aquella enferma de cáncer que moriría un mes después de aquel diciembre de 2008 en el que tú y yo mantuvimos una entretenida conversación telefónica. En ella comprobé el tamaño de tu calidad humana y también profesional. Mi madre tenía suspendido el tratamiento de quimioterapia hasta que no se le realizase una resonancia magnética que determinaría, con algo más de luz, el avance de su enfermedad. Esa prueba se programó para febrero del siguiente año, un mes después de su fallecimiento. Monté, como cualquier hijo que se aferraba a la vida de su madre, en cólera superlativa. Y, únicamente después de contactar con la propia Consellería de Sanidade y pedir una entrevista con su titular por aquel entonces, recibí un par de llamadas desde el CHUO que dirigías. La primera, del siempre correcto y humano García Mata, jefe del Servicio de Oncología de ese centro hospitalario. La segunda, media hora después, la tuya. En esa conversación dejaste para el recuerdo de toda una vida la siguiente afirmación: "Esa resonancia magnética no le va a salvar la vida a tu madre". Yo te contesté: "Sé que no lo hará, pero puede que me permita disfrutarla algún tiempo más si con ella determinamos si puede o no continuar con el tratamiento suspendido".

Era diciembre de 2008. A la fría mañana de un mes crítico por las desagradables noticias que se avecinaban, se sumó la frialdad de un responsable médico que, lejos de plegarse al entendible dolor de un hijo que está a punto de perder a su madre, intentaba justificar sin éxito la demora de una prueba diagnóstica.

Soy el mismo de hace 12 años. Sigo defendiendo el derecho a la vida de los enfermos que ven como se reducen sus opciones terapéuticas por un mal entendido ahorro en el gasto corriente sanitario y, por supuesto, el derecho a llegar a la vida donde a una mujer le plazca si es que tiene un hospital en su entorno y éste está dotado de paritorio. 

Eres el perfecto presidente para el tipo de médicos a los que apoyas, y no el de los galenos que derrochan humildad y humanidad a raudales poco después de As Estivadas

Tú también sigues siendo el mismo. Lejos de empatizar con el colectivo de profesionales de Verín a los que también presides, con más de 25 años de experiencia salvando vidas de puérperas y niños a menudo en partos que no hubiesen llegado a Ourense, decides situarte del lado de una inexperta (ver listado definitivo de admitidos del Sergas a fecha 31 de octubre de 2018, en el cual Clara Eugenia Gil baremaba en Experiencia un pírrico 1,45, una de las calificaciones más bajas de toda la comunidad autónoma) y altiva pediatra que consideró con apreciable desprecio al resto de compañeros y enfermeras el día 3 de enero de 2020, noche en la que atendían al parto de Andreea Larisa; y apoyar una querella contra quien suscribe y el medio que dirige. No me extraña lo más mínimo. No me sorprende. Eres el perfecto presidente para el tipo de médicos a los que apoyas, y no el de los galenos que derrochan humildad y humanidad a raudales poco después de As Estivadas. A esos, al colectivo de facultativos que fueron totalmente vilipendiados por el gerente de todos ellos en aquella reunión del 25 de noviembre de 2019 en el salón de actos del Hospital de Verín -y también públicamente en varias declaraciones-, tú, como médico y responsable de su Colegio Oficial en la provincia, no consideraste preciso defenderlos cuando se puso abiertamente en cuestión su pericia por la "falta de mano ante tan poco número de partos". 

Esos mismos profesionales a los que todavía no has mostrado tu solidaridad frente a un gerente indigno de llevar bata blanca por los pasillos del remozado CHUO, son algunos de los que te salvaron el trasero en septiembre de 2008 cuando el entonces y ahora también jefe del Servicio de Ginecología -José Luis Doval- estuvo a punto de tener que clausurarlo por falta de facultativos: o estaban embarazados o estaban estresados. Curiosamente, una de las más estresadas de todas ellas era la esposa del primero, Susana Blanco. 

Yo, ni espero una disculpa por aquella conversación del 2008 ni que retires una querella que lo único que hará es dejar todavía más en evidencia el servilismo que rezuma la institución que presides. Los que sí todavía la esperan son los expertos ginecólogos, obstetras y matronas de Verín, que mantienen intactas su "mano" y su humanidad.  

Carta abierta a "Chechu" Jiménez, ¿el presidente de todos los médicos?
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