martes. 16.04.2024

OPINIÓN | Todos estamos viviendo un duelo

Mercedes Barreira, coach verinense afincada en Madrid, ofrece su particular punto de vista de una las consecuencias que esta pandemia está provocando: el no poder despedir como se merecen a los seres queridos que se van quedando por el camino. 

El funeral de Don Manuel fue el último celebrado en la parroquia de Verín, | FOTO: Xosé Lois Colmenero.
El funeral de Don Manuel fue el último celebrado en la parroquia de Verín, | FOTO: Xosé Lois Colmenero.

"Esto no puede estar pasando…”. Colocar emociones y palabras a lo que está sucediendo es complejo. Nos confronta con la vulnerabilidad y la necesidad de repensar el sentido de nuestra vida. Es la primera vez en mucho tiempo que tomamos conciencia de que nuestro dolor es compartido por la humanidad. Tenemos la tendencia a huir de emociones incómodas, de las zonas propias menos claras. Ahora, la seguridad se desvanece bajo nuestros pies. No hay anestesia y es el momento de hacernos preguntas: 

¿Qué siento? ¿Qué me pasa cuando siento que no puedo afrontar lo que ocurre? ¿En qué espacios de mí encuentro los recursos para avanzar?

Todos estamos viviendo un duelo. El duelo por la pérdida de lo conocido, querido y luchado. Más complicado es la pérdida de un ser amado en la situación actual. No poder despedirse del familiar y la soledad que impone el confinamiento es una combinación devastadora para los que se quedan. No sentir el calor humano, el abrazo...

No poder despedirse del familiar y la soledad que impone el confinamiento es una combinación devastadora para los que se quedan

Quiero centrarme en esto. Es importante recordar que el duelo es un proceso, no un estado que permanece inamovible. Implica transitar primero por la aceptación de la pérdida, trabajar el dolor, adaptarse a la nueva situación y, finalmente, recolocar la ausencia.

¿Qué puedo y quiero hacer yo ante esto?

Desde la empatía y la generosidad, puedo encontrar recursos que ayudarán al otro y a mí mismo. Comprender la confusión emocional: incredulidad, miedo, tristeza, rabia, desesperanza… Respetar las lágrimas y sus ritmos.

Contribuir desde el tacto a no sentir tanta soledad, permitir la expresión emocional, estar más presentes (pese a la distancia impuesta), compartir recuerdos, promover su autocuidado, crear un grupo en redes sociales con un grupo de amigos como red de acompañamiento…

Se trata de sostener el dolor sin quedarnos en él y poder, con el tiempo, convertirlo en paz

Apoyar si es necesario, el acudir a profesionales especializados y grupos de duelo puede estar mucho más indicado en estos momentos, precisamente por no poder contar con el consuelo de los familiares más directos. Se trata de sostener el dolor sin quedarnos en él y poder, con el tiempo, convertirlo en paz.

En nuestro entorno, existen grandes profesionales que nos acompañarán en el proceso. Aquí van algunas recomendaciones: 

www.ciesan.com (ayuda a sanitarios para fortalecer y cuidar su salud emocional)

www.heroesdelasalud.es

www.amad.es (grupos de duelo)

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