La artesanía ha formado parte de la vida diaria de las personas en todo el planeta, y especialmente en las zonas rurales de Galicia. "En cada pueblo había, como mínimo, un cestero", cuenta María Dolores Alonso Martínez. A sus 70 años, esta vecina de A Muimenta, es una de las personas que mantienen viva la tradición en el municipio de Vilardevós.
María empezó en la cestería como un entretenimiento, casi como una terapia, gracias a los cursos que se realizaban en el Centro de Desenvolvemiento Rural ‘Portas Abertas’. Empezó a recolectar los materiales que ofrece la naturaleza: xestas, salgueiros, codesos, palla. “Casi todo lo tenemos en nuestro entorno, pero hay que saber cuándo es el momento apropiado para recogerlos: influyen aspectos como la luna, la caída de la hoja, etc.”, explica, mientras enseña qué ramas del vimierio sirven como mimbre para los cestos y otros utensilios que tiene en su casa.
“Sería una pena que se perdiera esta tradición”, comenta María, que espera que pronto se vuelvan a organizar cursos “con las horas suficientes para que la gente pueda aprender bien”. María también cita como referente al ‘Cesteiro de Rexosende’. Se refiere a Antonio Luis Álvarez, experto en cestería con madera de castaño, sauce y cerezo. Antonio comenzó en el oficio con 17 años y pasó mucho tiempo elaborando cestos y arreglando los que se estropeaban y que eran imprescindibles para guardar las patatas, la fruta o para la vendimia. Cuando llegaron los cestos de plástico y otros materiales al mercado, Antonio dejó este oficio porque ya no era rentable.
“De un castaño, con delicadeza, mimo y amor, se hace una cesta”.
Hace seis años, su hija Vanesa le pidió que le hiciera unos cestos para su boda y así fue como Antonio se reconcilió con el oficio y empezaron a llegar nuevos encargos. Vanesa pertenece a una nueva generación de mujeres que quieren continuar con la tradición. A través de la cuenta de Instagram @ocesteiroderexosende, empezó a publicitar los cestos, aunque reconoce que "cuesta mucho vender una cesta al precio que realmente vale". Puede que ahora se den a conocer aún más gracias al interés que han generado en el director de ‘Tralovento’, Eloy Domínguez. La película se rueda estos días en Vilardevós y uno de sus protagonistas aprenderá de Antonio algunas de sus técnicas.
También en Vilardevós nos encontramos con otra generación de mujeres que usan el arte como forma de expresión y realizan piezas que venden a través de las ferias y por encargo. “Llevo pintando desde que tengo uso de razón…creo que incluso antes. Es una forma de expresarme y de manifestar mis emociones”. Así entiende Paula Barazal el arte. Durante los últimos años ha participado en exposiciones como acuarelista, de forma amateur.
Esta artista procede de Arzoá, una de las aldeas de Vilardevós limítrofes con Portugal. Hace poco menos de un año se lanzó a vender sus productos: láminas, bolsas, chapas, etc. en ferias de artesanía y de ilustración. También hace retratos personalizados manteniendo su sello estético. “Con lo que más disfruto es pintando. Ir por las ferias es una manera de darse a conocer para poco a poco poder vivir de esto”. Su cuenta de Instagram es @paulinhadarzoa_pintura.
Otra artista local es Elena García Lorenzo, más conocida como Elga Lorenzo, natural de A Devesa, donde asegura que “está mi corazón, a pesar de que llevo muchos años viviendo en Vigo”. Empezó a pintar porque le relajaba mucho y a experimentar con pendientes decorados con pintura acrílica. “Convertir un trocito de madera una obra de arte me proporciona una infinita satisfacción”, comenta Elga, que hace a mano sus propias creaciones y también por encargo: desde la carita de una mascota, hasta tus dibujos animados favoritos. “Cualquier cosa que signifique algo para la persona a la que va destinada”. Su arte puede verse en su cuenta de Instagram @elgalorenzo26.