Ana María Caldelas nació en Verín en 1951. Estudió en Ourense y tras aprobar las oposiciones, con tan solo 20 años, comenzó a ejercer la que sería su gran vocación: la docencia. En 1974 formó parte del primer equipo de maestras y maestros del CEIP Rodolfo Núñez Rodríguez. Este sábado 31 de agosto asistirá a la fiesta del 50 aniversario del colegio en Vilardevós, un evento abierto a todos los públicos.
¿Cómo recuerdas aquellos primeros años?
Mi primer trabajo como maestra fue en un colegio de Celanova. Después estuve en Enxames donde tenía a 27 niños y niñas en mi clase. En esa época estábamos repartidos en las diferentes escuelas de las aldeas de Vilardevós y cuando se inauguró el nuevo colegio, nos fueron trasladando. También estuve dando clase en la escuela de Vilardecervos, justo el año en que murió Franco. El colegio de Vilardevós era edificio muy singular, nada parecido a otros de la provincia, con clases muy luminosas, muchos espacios comunes, un gimnasio y muchas aulas.
¿Cómo era el ambiente?
Tengo muy buenos recuerdos, las maestras que subíamos desde Verín compartíamos coche, íbamos contando anécdotas, afrontábamos cada día con mucha ilusión pero también con un poco de incertidumbre: la sensación era que al principio estaba todo por hacer. Nos quedábamos en el comedor a almorzar todos juntos, porque en esa época había turno de tarde también. También en esos años pasaron por Vilardevós profesores como Maricelsa, Paquita, Laura, Juan Carlos, Javier, Manola, Adolfo, Fina, Maribel, Marisa, Estrella o Conchita.
¿Crees que han cambiado mucho las cosas desde entonces?
Sin duda, empezando por las consecuencias de la despoblación: en los primeros años del colegio de Vilardevós había en torno a 600 alumnos y 20 profesores. Hoy, la realidad es muy distinta y las escuelas rurales tienen muy pocos alumnos. Por eso necesitan recibir más apoyo, porque son fundamentales para la vida en los pueblos.
¿Y en lo que tiene que ver con el sistema de enseñanza?
Los maestros más jóvenes en aquella época queríamos aportar ideas nuevas a la enseñanza, salir del colegio con los niños. Todo eso al principio no se nos permitía. En la segunda etapa que estuve dando clase en Vilardevós, a partir de 1980, comenzó a haber claustros, pero aún había cierta rigidez en algunas cosas.
¿Y cómo era la relación con las familias?
De mis años de enseñanza me llevo el recuerdo de una relación muy cercana, la gente era muy buena, había mucho respeto y al mismo tiempo mucha confianza. A veces me pedían si podía llevarme cartas para enviarlas desde Verín, porque claro, la gente estaba todo el día trabajando en los pueblos y las comunicaciones no eran fáciles. Hoy en día me da mucha alegría cuando me paran por la calle y me dicen por ejemplo: “Doña Ana Mari, yo fui alumno suyo, soy de Berrande”. A veces me cuesta reconocerlos porque eran niños y hoy son adultos, pero me da mucha alegría que me saluden.
En 1982 Ana María Caldelas se casó en Verín y solicitó el ‘dereito de consorte’ al ser su marido también maestro en la Villa. Caldelas se trasladó al colegio Amaro Refojo, donde además de maestra, también fue directora. Allí ejerció hasta su jubilación en 2011.
Este sábado 31 de agosto ‘Doña Ana Mari’, como la llamaban sus alumnos, asistirá a la fiesta de aniversario del CEIP Rodolfo Núñez Rodríguez donde espera reencontrarse con alumnos y alumnas de aquellos primeros años. Será una fiesta por todo lo alto, con música, hinchables y actuaciones abiertas a todo el público.
También habrá un almuerzo comunitario para el que pueden comprarse las entradas en los bares del Concello de Vilardevós. Un rato antes, a las 11:30 horas, se inaugurará la calle ‘Rodolfo e Patricia Núñez de las Cuevas’ en homenaje a la labor y solidaridad de ambos con el pueblo de Vilardevós.