
Vilardevós despidió este mediodía al que muchos calificaban como "el último comunista vivo". Lo hizo en un sencillo, emotivo y caluroso oficio religioso a las doce de la mañana, poco antes de que sus restos recibiesen sepultura en el cementerio municipal.
Paulino Álvarez González tenía 56 años, llevaba 20 fuera de la tierra que lo vio nacer, Vilardevós. Hijo de Antonio -cartero en su día de los pueblos de Bustelo, Flaira, Trasigrexa y Santa María- y Manuela, decidió en su día y llamado como interino por la Junta de Andalucía, colocarse en la otra punta del mapa. Puso tierra de por medio "también para superar la muerte de mis padres, yo era hijo único y decidí darle el giro a mi vida que siempre había querido", reconocía en una reciente charla. Fue recibido con muchísimo cariño en la localidad de La Herradura, Granada, hasta el punto de acabar consolidando un certamen poético de amplio reconocimiento en Andalucía, y promovido por la asociación en la que participa activamente como tesorero: "Amigos de La Herradura".
El lunes, su villa natal se despertaba con el fatal deselance. Era una pareja de la Guardia Civil la que se acercaba hasta la casa consistorial de la localidad para informar de su óbito y requerir información de sus familiares más cercanos, era hijo único y sus padres ya habían fallecido.
Sus restos mortales llegaron a primera hora de este miércoles al velatorio de la localidad de Vilardevós. A las 12,30 horas del mediodía recibió sepultura tras los oficios religiosos en la Iglesia Parroquial.