11 de febrero, a eso de las cinco de la tarde, madres, padres, abuelas y abuelos -los que más-, pero también el público en general estamos convocados a una nueva manifestación delante de las puertas del centro de salud de la villa. Levantarán la voz, una vez más, por la falta de atención pediátrica en toda la comarca, algo no nuevo y que tuvo como respuesta a una primera intentona una de las más encomiables batallas con aquel "Verín non se pecha" que parece estar durmiendo un ligero letargo.
Las madres de ahora que están convocándonos a todos son las embarazadas de entonces que casi se "meriendan" a la tríada de gerifaltes aquel 25 de noviembre de 2019 cuando intentaban explicar lo inexplicable. Como bien refirió el jefe de Ginecología en una reciente entrevista en esta cabecera, Javier Castrillo, "querían convencernos de que es mejor no tener un paritorio que tenerlo, o no tener un hospital que tenerlo".
Y, una vez más, tras aquella decisión y esta omisión -la de completar el cupo de pediatras en la villa- está un hombre, un nombre, Félix Rubial. Un crack. Se la lio parda al actual jefe de la oposición en Madrid con aquella soberana iniciativa de cerrar un paritorio y derivar a todas las embarazadas a 80 kms de su hospital. Y lo hizo pocos meses antes de unas autonómicas, para mayor puntería. A su "boss" le salvó una pandemia, el retraso de los comicios y el haber chupado cámara de la Gallega mañana sí y tarde también durante aquellos tres primeros meses de agonía coronavírica.
Ahora, como si no hubiese quedado descansado de la felonía del 19, vuelve de nuevo a las andadas y, curiosamente también, a pocos meses de unas municipales. ¿Es que nadie, en su sano juicio dentro de ese partido, es capaz de contener sus ansias de liarla cada cuatro años y por estos lares? ¿Nadie aún le ha explicado que mejor "no meneallo" en Verín, que saben cómo echarse a la calle y concentrar a miles de personas una fría tarde de sábado de noviembre -o de febrero-?
Volverán (volveremos) a reivindicar la vida, la asistencia adecuada a los nacidos y a los creciditos hasta los 15, sea o no Entroido. Y, si me permite una ligera recomendación, gerente Rubial, busque donde sea un par de pediatras -que no sea el bueno de Juan Pablo, ¡que no lo dejáis descansar en paz!-, camélelos con buenas condiciones y envíelos con la mayor prontitud a ejercer en Juan Guerra Valdés. El pueblo de Verín y su comarca le han demostrado que con sus niños no se juega.
