viernes. 03.05.2024
Gatos envenenados en la rúa Muralla de Verín.
Gatos envenenados en la rúa Muralla de Verín.

Que en la comarca de Monterrei hay una particular y denigrante ¿cultura? de atentar sin pudor contra la vida de los animales, sobre todo de aquellos que no tiene humano conocido, es ya mal endémico. Que si se trata de gatos y estos transitan por alguno de los puntos de la villa verinense, el problema incluso se agudiza. 

En no pocas ocasiones se ha informado de envenenamientos masivos con resultados desagradables en varias colonias de felinos, tanto en el casco viejo como también en otra que se situaba, años atrás, en las inmediaciones de Fontenova. 

La vida de estos indefensos animalitos, a quien decide acabar con ella, es evidente que le importa un comino. Su maldad no conoce límites, y tanta es que han llegado, como así está ocurriendo y denuncian voluntarios de la protectora Pro Animales, a acosarles en el momento de entregar puntualmente la comida cada día, dejar pintadas en las fachadas, tapiar huecos en propiedades privadas de otros para que no puedan alimentar a los mininos o, de manera mucho más cruel, dejar el trofeo de su odio en la esquina de una de las calles, tras haberlos envenenado con anterioridad. 

"Por culpa de esa maravillosa persona ya he tenido que cambiar tres veces de sitio. Ese maravilloso vecino, cuando me iba a los sitios abandonados donde les ponía un poco de pienso y un cuenco con agua, para que fueran viviendo, salía con una escoba y un recogedor, barría el pienso y lo tiraba a la papelera. Un día incluso lo pesqué y acabó viniendo la Guardia Civil", relata una de las voluntarias que prefiere hacer guardar su anonimato. 

Su relato va más allá: "Nos insulta, incluso. Si algún gatito va a nuestro lado, lo corre o lo asusta. Y si puede, le intenta dar una patada". 

Pintadas en uno de los muros del casco viejo verinense.Pintada en uno de los muros del casco viejo verinense. 

Por si fuera poco el acoso que sufren, han llegado a dejarles pintadas en los muros de paredes cercanas a las colonias que desinteresadamente alimentan. 

Ni su cambio de estrategia, acostumbrar a los gatitos a acudir a algún punto limpio donde alimentarse, tuvo el efecto esperado: "Si ponemos el pienso en un cuenco de plástico, espera a que nos vayamos, y lo tira al contenedor. Si se lo ponemos en el suelo, lo esparce por todo el punto limpio", lamentan. 

Su llamamiento es desesperado: "Recurrimos a los medios porque nos sentimos, no solo no respaldadas, sino realmente acosadas por un simple gesto de amor hacia los animales. Y lo que más nos preocupa es no contar con el apoyo de las diferentes administraciones que han legislado y deberían velar por el cumplimiento de la ley", concluyen. 

NOTICIAS VERÍN | El hombre que odiaba a los gatos del casco viejo (y a sus cuidadoras)