Pocos discutirán que esta edición, la vigésimo séptima, ha sido la más concurrida a la par que calurosa que recuerdan en los ya casi treinta años de la tradicional Feira do Pemento de Oímbra. Unas 2.000 personas se acercaron, en algún momento del día, por A Carballeira local para degustar la tonelada de pimientos que se pusieron a su servicio fritos con mucho mimo.
Ambientó la jornada matutina Fuego Street Band -también la comida en el pabellón- y, cómo no, se dejó ver una amplia comitiva política de la comarca, pero también de fuera de ella. Así, estaban, entre otros, el director de la Axencia Galega de Calidade Alimentaria, Martín Alemparte; en representación del Gobierno autonómico. Por el Parlamento, diputados conocidos como el verinense Víctor Manuel Baladrón, la limiana Cristina Campero Dorado o Miguel Ángel Viso, todos populares.
Como del PP lo era el actual director territorial de Medio Rural en Ourense, José Antonio Armada; su jefe en esto del escalafón Manuel Pardo Cid, delegado de la Xunta en Ourense, o Rosendo Luis Fernández, diputado provincial y presidente del Inorde, a quien le tocó este fin de semana hacer las veces de titular de la Deputación en todo cuando 'sarao' gastronómico-festivo se organizaba dentro de los límites ourensanos.
Alcaldes, muchos, casi más alcaldesas. Sandra Quintas, ahora la de más galones en el PP ourensano tras el presidente Menor y alcaldesa de Bande, visitó a la que otrora ocupó ese cargo en la era Baltar -no tan lejana-. De lejos vino incluso la primera edila de O Larouco, Patricia Lamela -que nos salió bastante seria en casi todas las fotos-.
A Gudiña envió al socialista accidentado Nestor Ogando, su regidor; Riós, a la siempre afable Eva Barrio, con otra Eva próxima, Pérez Gamote, del PSdeG y mandataria en Vilardevós.
Castrelo, Monterrei y Cualedro también enviaron a sus alcaldes. En Laza estaban de resaca y a Verín lo representó Cándida Couñago, edila de Seguridad Ciudadana, y Vicente González, sin ninguno de los primeros espadas -alcalde y sus tenientes de alcalde- que los respaldasen.
Y así, pues ya saben, porque casi treinta años dan para conocerse el programa al dedillo. El tradicional paseo por los puestos, con degustación de pimiento incluida -y su ya consabida foto-; el brindis con vino de Denominación; la exposición de vehículos clásicos y los casi 40 platos con el rey de la huerta como ingrediente supremo y, cómo no, un sol de soles de los de justicia.
"En mis notas soy extenso, a mí nadie me corrige". ¿Recuerdan? Pues no, en la Fuego Street Band no sonó el clásico de 1938 popularizado por Carlos Vives en el 94. ¿Por qué? Porque no era fría, sino gorda, la gota que suda(ron) (mos) los presentes. Aún así, a sabiendas de que lo harían, allí estaban las más de 2.000 almas porque el pimiento de Oímbra tira -¡y reina!-.