La localidad de Toro, en el Concello de Laza, vive el fin de semana de sus fiestas patronales en honor a la Virgen de la O. Concretamente, han querido estirarlo un poco más y le han dado comienzo ya el jueves con un goloso concurso de tortillas, premios para las y los participantes y la apertura del bar de la comisión. Le seguiría una cena popular con verbena este viernes pasado y, sábado y domingo, lo común: que si procesión y misa solemne con charanga -los chicos de Fuego-, algún que otro juego popular como el de su sexta edición de la carrera de sacos y hasta teatro con entrada libre -uno de los platos fuertes de este domingo 20 de agosto-.
Vaya, lo clásico, eso sí, derrochando grandes dosis de colaboración fieles a la indiscutible intención de mantener viva la aldea en verano para evitar que los más jóvenes que la disfrutan tengan tentaciones más allá de sus lindes.
Pero si la amplia oferta de actividades ya es de por sí plausible, más lo es la original fórmula elegida para engalanar las calles -y muchos de sus rincones- de esta aldea lazana: con mandalas.
Más de 150 han tejido una veintena de mujeres, ya desde el mes de enero. La idea surgió tras decorar el árbol de navidad de la localidad a punto de cruz. Les gustó tanto el resultado que desde la asociación cultural O Fiadeiro de Toro invitaron a sus socias y todas aquellas que quisiesen sumarse a un reto mayor: adornar las calles con mandalas tejidas por ellas. Y así llegaron coloridos adornos de buena parte del país: País Vasco, Barcelona, varios puntos de Galicia... Porque el único requisito indispensable para poder participar era las ganas y no el lugar de residencia.
Durante todo el mes de agosto, como así nos confirma Ana Requejo, estarán colgadas para mayor honra de sus tejedoras y expuestas al público en general que decida acercarse hasta la localidad para contemplarlas.
Porque Toro, "sí, estará lejos, y se quedarán unos 30 en el pueblo en invierno, pero no nos faltan asociaciones -son tres en el lugar- ni ganas de mantener a sus residentes activos durante todo el año", asegura Ana Requejo.
Por si el peregrinaje a esta localidad lazana les pilla pelín a desmano, vean, bajo este texto, algunos de los exquisitos trabajos.
Qué mejor indicativo para una localidad que una mandala tejida por sus vecinos.
Más de 150 confecciones se instalaron por toda la aldea.
