viernes. 19.04.2024
La joven verinense se enteró por Whatsapp de que tenía una hermana residiendo en Ourense

El wasap que le ha cambiado la vida a Catalina

Catalina Alonso Cid y Andrea Siota Carrera, de 23 y 19 años, se han encontrado por primera vez desde que han averiguado que son hermanas.

Dadas en adopción cuando eran pequeñas -en 1996 y 2004 respectivamente- han vivido toda su vida a 70 km la una de la otra. El encuentro ha sido posible gracias a la perseverancia de Andrea, que llevaba buscando a su hermana mayor desde los 14 años. Catalina, por su parte, se ha llevado la sorpresa de su vida, puesto que no sabía que tenía una hermana.

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Las dos hermanas reunidas en Verín, en el hogar de Catalina.

Catalina, una verinense de 23 años que estudia Farmacia en Madrid siguiendo la estela familiar, siempre quiso tener una hermana pequeña. Andrea, ourensana de 18 años y estudiante de segundo de bachillerato con aspiraciones a maestra, llevaba buscando a su hermana mayor desde los 14 años. Dos vidas paralelas que concurren a escasos 70 kilómetros de distancia, y que han terminado uniéndose en una historia de película.

Cuando leemos este tipo de relatos, siempre parecen ajenos y ficticios, al estilo película de Disney como "Tú a Londres y yo a California". Pero no, en este caso el final feliz de Catalina y Andrea es real, ya que acaban de conocerse tras saber que son hermanas, después de que su madre las diera en adopción -a Catalina nada más nacer, en 1996, y a Andrea a los tres años de edad, en 2004-. 

 

ANDREA

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La apariencia de Andrea cuando era una niña.

 

Todo esto comenzó, como asegura la propia Andrea en su cuenta de Twitter, cuando a los 9 años soñó "con una silueta de una mujer, como una sombra, con un bebé en brazos", lo que hizo preguntarles a sus padres si era adoptada, obteniendo una respuesta afirmativa.

Después de la emoción de la noticia, decidió buscar cosas por su casa y encontró un "librillo del médico", donde aparecía información del parto y para su sorpresa, observó que en la casilla sobre partos anteriores, marcaba uno. Acababa de descubrir que tenía un hermano o hermana.

Andrea siempre había querido tener un hermano, por lo que la emoción que sintió fue indescriptible, pero sus preguntas no podían obtener respuesta ya que la adopción había sido a través del organismo oficial de la Xunta de Galicia, con lo que sus padres no sabían nada. Con el paso del tiempo y al no darse por vencido con el tema, el padre adoptivo de Andrea la llevó con 14 años a la oficina de servicios sociales para obtener alguna respuesta, pero sus esperanzas se vieron truncadas: sólo podría acceder a la información al cumplir los 18 años.

Como ella misma contaba por redes sociales "solo me dijeron, y por pesada, que tenía un hermano o hermana, con altas probabilidades de ser varón".

 

 

¿Y si ya conocía a mi hermano y no sabía que era él?, ¿y si cuando lo fuese a conocer él no iba a querer?, ¿y si le había pasado algo durante el parto?, y si, y si...

 

Estas eran las preguntas que se hizo Andrea durante 4 años, hasta el 11 de marzo, hace poco más de un mes, que cumplió los ansiados 18 años. Ese día, a las 00:10 h de la noche lo primero que hizo fue decirle a su padre: "Mañana por la mañana nos vamos directos a Servicios Sociales". Ante su desacuerdo porque iba a perder clase, Andrea lloró tanto que al día siguiente, durante el recreo, la esperaba en la puerta del instituto con todos los papeles de solicitud rellenados, de modo que ella únicamente tenía que firmar y esperar a que la citasen, cosa que hicieron para 4 días después.

 

 

"Me puse tan, tan, tan nerviosa (...). Una vez más calmada me empezaron a explicar mis raíces". Su madre la había tenido con 21 años e intentó hacerse cargo de ella, pero debido a los pocos recursos de los que disponía y a las complicaciones, renunció a su tutela cuando tenía 3 años, edad a la que fue dada a sus padres adoptivos. Su padre biológico, por contra, había renunciado a hacerse cargo de ella porque estaba casado y tenía dos hijos, y al no reconocerla como hija, Andrea no podía acceder a su información legalmente.

 

 

Al preguntar por su hermano, no pudo sorprenderse más, ya que después de 9 años pensando que tenía un hermano, el funcionario le comentó: "Tienes una hermana mayor que nació en el 96, cuando tu madre tenía 16 años". Aunque quería saber todos los datos para encontrarla, no podían dárselos hasta obtener un permiso explícito, por lo que contactaron con los padres adoptivos de su hermana, a la que habían registrado como Adriana cuando nació, pero en la adopción cambiaron por Catalina. Como Catalina estudiaba en Madrid y preferían hablar de esto de otro modo que no fuera por teléfono, aún no le habían dicho nada.

 

 

Les digo a mis amigos: abrid todos Instragram y buscad a todas las Catalinas que podáis, me capturáis el perfil de todas y me lo mandáis. Por favor y gracias.

 

Esas fueron las instrucciones explícitas que Andrea le dio a sus amigos y familiares, llegando incluso a subir una encuesta a Instagram sobre si alguien conocía a alguna Catalina. 170 personas contestaron que sí y les preguntó a todos uno por uno la edad de las chicas por si coincidían con la de su hermana.

 

 

Después de una semana, el novio de una amiga le comentó a una conocida la búsqueda que Andrea estaba haciendo, a lo que respondió que conocía a una Catalina, aunque no sabía si estudiaba en Salamanca o Madrid. Cuando le pasaron las fotos, la reacción de Andrea fue inmediata: era igual a la foto de DNI que le enseñaron de su madre biológica, por lo que pidió su número y le habló.

 

 

CATALINA

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La apariencia de Catalina cuando era pequeña.

 

El 25 de marzo, Catalina estaba en Madrid, donde estudia Farmacia, cuando le llegaron una serie de mensajes por WhatsApp de un número desconocido que decían "oye tía, que creo que soy tu hermana".

 

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Conversación real entre ambas hermanas.

 

"Mi respuesta fue muy borde, pero es que pensaba que me estaban gastando una broma. Me quedé en shock", aseguraba, ya que no tenía constancia alguna de tener una hermana.

Una vez pasados los primeros momentos, con toda la emoción que conllevan y la asimilación de la cantidad de información que Andrea aportó, pasaron días hablando constantemente y encajando poco a poco las piezas de un puzzle que ahora se completaba.

"Al principio fue un boom muy grande y ya no sabía qué hacer ni qué sentir, incluso mis padres estaban también un poco asustados, pero ya tengo los sentimientos muy canalizados y estoy feliz. Estamos todos felices", comentaba Catalina a este diario, asegurando que el momento cumbre fue cuando Andrea - que se puso en contacto con una amiga de su hermana mayor - se presentó por sorpresa en su casa de Madrid, momento que registraron en vídeo sus amigas y compañeras. 

 

 

Durante los días que estuvieron juntas en la capital, Catalina le presentó a su círculo más cercano de amigos, disfrutando de los momentos y aprovechando el tiempo perdido, además de regalarle a su hermana un colgante con la mitad de un corazón y su nombre grabado.

"Siempre hablaba de la envidia que me producía ver a mis amigas con hermanos, que ojalá y yo tuviera una hermana pequeña... Me parece todo tan bonito ahora, aún no lo he asimilado, me parece increíble todo lo que movió para buscarme". A pesar de la distancia que las separa, ambas han seguido viéndose durante este mes, conociendo el entorno la una de la otra e incluso a sus respectivas familias adoptivas, entre los que aseguran hay muy buen ambiente.

 

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El hilo completo de la historia en Twitter:

https://twitter.com/Andreasiota/status/1117896651668987904

El wasap que le ha cambiado la vida a Catalina