Venres. 29.03.2024
Leire Salgado, una de las madrugadoras de este domingo primero de salida para ellos del confinamiento. | FOTO: Xosé Lois Colmenero.
Leire Salgado, una de las madrugadoras de este domingo primero de salida para ellos del confinamiento. | FOTO: Xosé Lois Colmenero.

Tendrá seguro muchas explicaciones el fenómeno, pero lo cierto es que un par de horas en esta mañana de domingo -entre las 11:00 y las 13:00 horas- "patrullando" en automóvil las calles de la localidad han bastado para concluir que, o bien los niños de la villa no madrugan, o bien sus padres han sido lo suficientemente recelosos a la hora de llevarlos a pasear en esa primera jornada de "liberación". En esa franja, muy pocos han sido los progenitores que han sacado a sus "fierecillas" a la calle. Una de las primeras en hacerlo fue la madre de Víctor (9 años) e Irene (3), que no llegó a superar los límites fijados por las autoridades sanitarias, aunque la "vueltecita" que se marcaron les valió para recorrer la plaza, saludar a la parte materna de sus abuelos en la Alameda y a la otra restante en Luis Espada. Precisamente interceptados en esta vía, ninguno de los dos pequeños se mantenía especialmente ilusionado con la salida, "su adaptación al confinamiento ha sido muy buena, nosotros disponemos de una terracita que le ha ayudado mucho a que esta situación fuese mucho más llevadera", dice su madre. 

Plaza García BarbónLa plaza García Barbón estaba así a las doce del mediodía, no madrugaron demasiado los pocos pequeños de la villa. | FOTO: Xosé Lois Colmenero. 

El recorrido nos lleva por otros puntos de la villa, sin mucho más éxito. Un padre paseando a su bebé en un carrito a la altura de Avenida de Castilla esquina Deputación; otro que sale con su pequeño próximo al Concello en la avenida de Portugal; una niña en lo alto de su triciclo dirigido por su progenitor en la avenida de Laza y... y poco más. La mayoría de los padres han optado por la prudencia a la hora de salir a la calle, porque "su adaptación al este periodo ha sido muy bueno", dice la madre de Leire Salgado, de 10 años, quien a lomo de su patinete sí que no ha esperado mucho más allá de las 12:00 horas para salir a tomar el aire. No echa de menos casi nada, "en casa me lo paso muy bien, quizás sí que me sorprende ver a tan poca gente por la calle, y claro que me gustaría ver a mis amigos". Preguntada por lo qué mejor lleva del confinamiento, no duda: "No ir al cole".

La mayoría de los niños "avistados" iban sin guantes y sin mascarilla protectora, tampoco eran muchos los juguetes que le acompañaban. Les bastaba, quizás, tomar ese primer contacto de nuevo con la calle después de 43 días metidos en casa. 

Sin embargo, han sido bastantes los padres que han optado por mantener a sus retoños en casa este primer día. Teresa, madre de dos hijos residente en Amaro Refojo, no tiene pensado, por el momento, salir a la calle: "Soy de las que opino que no me voy a arriesgar a sacar a los niños. Llevan mucho tiempo metidos en casa, aparte del coronavirus, no me voy a arriesgar a que cojan un catarro y tener que llevarlos al médico para que acaben contagiándose allí. Todos los cuidados para ellos son pocos", dice. 

Ángeles Gómez es madre de dos "mujercitas", una de ellas dentro del rango incluido entre los permitidos para salir a pasear. Pero Jimena se queda en casa: "Creo que todavía no somos conscientes de la gravedad de esta enfermedad, hemos visto como se morían médicos sanos sin que sus compañeros fuesen capaces de salvarles la vida. Viendo las imágenes que se comienzan a mostrar en Internet de la falta de civismo de muchos padres, sin respetar las mínimas medidas de distanciamiento social, mi hija seguirá quedándose en casa", asegura, convencida de que "si no nos lo tomamos con responsabilidad, y no mantenemos las distancias y el cumplimiento de las medidas fijadas, el confinamiento volverá y la enfermedad tardará bastante en desaparecer de nuestra vida", concluye.  

No es la única que mantiene esa tesis. Rogelio Viñán, padre de una niña de cuatro años y muy conocido en la villa por su faceta médica en el hospital, sostiene que "la necesidad que puedan tener en otros lugares, como capitales de provincia o grandes villas, no es comparable a la que pueda haber aquí. Quien más quien menos tiene un pequeño espacio en casa, por no hablar de los que están en los pueblos, donde allí salir un poco a la calle es mucho más fácil. Creo que el problema no está precisamente en los niños, que son bastante fáciles de controlar. El mayor problema yo lo veo en esos ancianos que necesitan, física y anímicamente, estar en la calle, porque sus dolencias así lo recomiendan, además del beneficio que les supone estar en colectividad", apunta. 

Las anteriores tesis precavidas las respaldan la mayoría de los padres y madres que han respondido a la pregunta de nuestro vídeo en directo de esta misma mañana que a continuación se muestra. Sus comentarios en nuestra red social de Facebook no dejan lugar a dudas de que los progenitores están optando por la cautela, salvo excepciones como las que se contemplaba a primera hora de la tarde en la plaza García Barbón y en las inmediaciones del río Támega, donde sí se han visto a una decena de padres con sus hijos, algunos de ellos de muy corta edad. 

Menos niños de los esperados en las calles de la villa en su primera jornada "libres"